Rancho Cadillac en Amarillo, Texas: símbolo hippie
El Rancho Cadillac en Amarillo, Texas es uno de los grandes monumentos americanos nacidos bajo el impulso de la cultura hippie, un monumento que es símbolo de la esperanza y los sueños de América, de la creatividad artística, de la lucha contra el consumismo y el materialismo, incluso de la locura, un monumento que es hoy un verdadero icono que merece ser visitado. Llegar al Rancho Cadillac es realmente muy fácil, basta con seguir la famosa Ruta 66 para encontrarlo.
La idea surgió de un grupo de artistas hippies de San Francisco, La granja de hormigas pero a lo largo de los años este monumento ha cambiado y crecido y muchos otros artistas se han unido al proyecto. No sólo eso, sino que también los turistas visitantes han improvisado a menudo como artistas a su vez, a veces completamente inconscientes, a veces decididos a participar en un monumento de rara belleza. Desde su realización en 1974 los visitantes eran realmente libres, y a menudo incluso se les animaba, a llevarse una parte de la Cadillac presente como recuerdo, un monumento que también ha sido deconstruido para que fuera aún más decadente y creativa. No sólo eso, también se animaba siempre a los visitantes a poner de su parte, a poner en práctica parte de su instinto creativo. Así que tráigase unos botes de spray y dé rienda suelta a su imaginación, verá que enseguida se sentirá impregnado por la atmósfera hippie, que se sentirá como planeando sobre las alas de la libertad y que el mundo, al menos por unos instantes, desaparecerá por completo.
Por supuesto, no debe pensar que su obra permanecerá visible para siempre, probablemente de hecho en pocas horas otro dibujo la habrá cubierto por completo. Pero ése es precisamente el espíritu con el que debe verse y experimentarse esta monumental obra de arte, una obra en constante movimiento que nunca se detendrá. Si quiere una señal de su paso, siempre puede hacerse una foto o un vídeo de su obra de arte, ¡al menos habrá documentado esta hazaña suya!
Los coches del Rancho Cadillac están literalmente clavados en el suelo, y gracias a los dibujos, graffitis y escritos, tenemos que admitir que ya ni siquiera parecen coches. Son estelas que se elevan hacia el cielo, símbolos, productos de la imaginación de la comunidad. Llevan aquí muchos años, han pasado mucho más tiempo que en la carretera y consiguen crear una atmósfera surrealista de la que se enamorará al instante.